viernes, 27 de enero de 2012

El mundo en un minuto y medio

Un minuto y medio dura una hermosa canción. Un minuto y medio es el tiempo que pasa como excusa entre el hombre y la multitud, siempre tan distantes, siempre tan sintéticos. Un minuto y medio es la lectura de la realidad desplomada sobre tinta negra y papel. Un minuto y medio es la duración del golpe en la cabeza, antesala de la hemorragia. Un minuto y medio se proyecta como si nada entre la euforia festiva, la catarsis posmoderna y los desfiles apresurados de hombres y mujeres en busca de más tiempo.

Encontrar en el tiempo la solución o justificación a los problemas que nos atormentan es la sustitución actual de la vetusta búsqueda de la “felicidad” como objetivo final de las personas. Un minuto y medio es lo que dura una ducha; un minuto y medio es lo que termina con la vida de alguien y, enseguida, recomienza otra; un minuto y medio es el pedido de libertad; un minuto y medio es la toma de conciencia; un minuto y medio es la vida contra la pared, alojada en un rincón como un cuadro de Van Gogh; un minuto y medio es la imagen congelada de las frustraciones y alegrías pasadas.

Un minuto y medio es la fijación de tus ojos sobre los míos; un minuto y medio son tus dientes blancos alumbrando mi horizonte; un minuto y medio son tus pies trazando el camino de ida de mis intenciones hacia tus instintos más oscuros; un minuto y medio es la eternidad hecha abrazo; un minuto y medio es la lágrima de una madre que perdió a su hijo; un minuto y medio son las escenas de la vida escapando hacia algún universo paralelo, donde se reinicia todo, comenzando de vuelta y otra vez, continuamente, sin parar, durante un minuto y medio.

Un minuto y medio es la piba de la villa que muere desangrada en un hospital por practicarse un aborto clandestino; un minuto y medio es el alma de los niños que corretean por ahí, con zanjas podridas y moscas a su alrededor; un minuto y medio es la vida y la muerte dándose la mano, guiñándose el ojo y llegando a un acuerdo; un minuto y medio es la firma de una ley que beneficie a los ciudadanos; un minuto y medio es la misma firma, pero para amparar a empresas multinacionales; un minuto y medio es el tiro de gracia a un militante campesino que resiste por sus tierras contra el despojo terrateniente.

Un minuto y medio es la sombra de tu cuerpo reflejada en mi habitación; un minuto y medio es el dolor del recuerdo de los que ya no están; un minuto y medio es Maradona haciendo el gol más lindo de la historia; un minuto y medio es el estallido de bombas en Medio Oriente; un minuto y medio es la foto de los dueños del mundo saciando su sed capitalista y sangrienta; un minuto y medio es la lectura de un poema inquietante; un minuto y medio es la pasión de tus dedos recorriendo mi barba.

Un minuto y medio es la soledad que se asoma por la ventana; un minuto y medio es el vuelo de los pájaros; un minuto y medio es tu pelo mojado; un minuto y medio es la razón por la cual escribo; un minuto y medio es el Comandante cruzando el planeta a través de un ideal revolucionario; un minuto y medio es la génesis de un 17 de octubre interminable, el pueblo y su líder, un país y su destino; un minuto y medio es la militancia hecha fuego; un minuto y medio simboliza a dos enamorados de la política pintando un arco iris en celeste y blanco en medio de una tormenta neoliberal.

Un minuto y medio significa la simpleza de los hechos a través del tiempo. Para comprender la fuerza de los procesos, se necesita romper con el minuto y medio, y se necesita quebrar el relojero que rige nuestro pensamiento. Un minuto y medio es una valla en la larga carretera de la vida. Un minuto y medio es la cruz, el martillo y los clavos de nuestro accionar; un minuto y medio es la hegemonía del miedo paralizante en todos nosotros.

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